A mi novio y a mí nos encanta quedarnos en casa viendo una peli. Solemos empezar a verla bastante tarde, de madrugada. Ayer tocaba, The Reader. Me impactó. La recomiendo encarecidamente. Ya había visto otra película, "Mi vida sin mí" de Isabel Coixet, en la que el protagonista le leía novelas de amor a su pareja y en la vida real, mi antigua compañera de piso, Pepa, también disfrutaba del placer de un cariñoso lector. Yo misma, también he sido objeto de tan agradable servicio. Mi novio me leyó un pasaje del Principito, que leído por mí no consiguió el mismo efecto, ni las palabras, en este caso cogidas al azar de manera aislada, tomaron tanto sentido.
Hacía mucho tiempo que no "sentía" tanto con una película. Últimamente pasaba por las salas de cine sin emocionarme de verdad. Sin llorar a moco tendido, intentando disimular el rímmel corrido y los ojos enrojecidos. Esta vez, me he metido en la piel del actor (curiosamente no en el de Kate) y en la angustia que debió de acompañarle durante tanto tiempo en su vida...